Charla dada por José Alberto Villalobos, en la Ecuela Normal Juan Demóstenes Arosemena. Santiago de Veraguas, Panamá.
Diapositivas base, para usar con Power-Point.
Los
seres humanos comenzamos a ver y a asombrarnos con las estrellas del cielo
nocturno, muchísimo más antes de que tuviéramos la capacidad de razonamiento
para comprender el cómo y el porqué de ellas.
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Desde
luego, nunca podemos ver el cielo a ojo desnudo, como se mostró en la
fotografía anterior, puesto que el ojo mira “en tiempo real”.
La
retina no tiene la capacidad de acumular energía (o pixeles), como si la
hacía la antigua película fotográfica o lo hacen los modernos “chips” digitales.
La
foto de la izquierda es aproximadamente lo que podría mirar el ojo, en una
noche despejada y oscura.
< Constelación Orión. |
Disfrutaron
creando en su mente patrones o configuraciones de estrellas que se les
repetían una y otra vez cada noche, lo cual desde el principio fue un juego
divertido y comenzó a estimular su curiosidad.
Sin
duda, esto contribuyó como aspecto fundamental para el desarrollo de la
inteligencia humana, para más adelante llegar a entretenernos con el
razonamiento crítico, la lógica, la filosofía, la matemática, la ciencia y lo
que hoy conocemos como astronomía.
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La
componente lúdica nunca debe perderse en ninguna actividad humana. Siempre
debemos sentir placer por realizar todo lo que nos gusta.
Si
por añadidura viene acompañada de algún tipo de recompensa física, que desde
luego ha sido y será necesaria, como estímulo para continuar y para nuestra
sobrevivencia, eso ocupa un segundo lugar.
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Siempre
ha sido un placer para la vista y el cerebro humano ver los grupos estables
de estrellas brillantes como los que ahora llamamos “las tres marías”, “las
siete o más cabritas”, el aparatito para pescar que nos sugiere un anzuelo, o mejor “un escorpión”, etc.
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Posiblemente
los grupos de estrellas nos iniciaron en la entretenida y luego útil
actividad de contar y la manía de ponerle nombre a las cosas, aunque no
sepamos del todo lo que son, como ahora lo hacemos con la “materia oscura” y
la “energía oscura”.
¿Qué
podría ser este objeto, que todas las noches lo vemos casi en el mismo lugar
y a la misma hora?
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Nuestros
ojos se ha deleitado con las regiones que parecen pequeñas nubes terrestres,
algunas con colores como le vemos a los cuerpos en la Tierra. La “Nebulosa de
Orión”, las de “Sagitario” y de “Escorpión”, más toda la complejidad de
estrellas, cúmulos y nebulosas de la banda de estrellas que ahora llamamos “Vía Láctea” son maravillosos regalos para nuestra vista, que la naturaleza nos
trae noche tras noche.
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Cuando
nos dimos cuenta que algunas estrellas se movían en pequeños círculos y que
había una que casi no se mueve, descubrimos el “polo norte celeste”.
Desde luego nuestro cerebro nos hizo volver la vista hacia el punto opuesto, aunque estuviese bajo el horizonte y dedujimos su existencia y posición, y así comenzamos a ver de una manera utilitaria la “Cruz del Sur”. |
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